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¿Y si no existiera solo la micosis?

¿Y si no existiera solo la micosis?

Hemos encontrado este artículo de 2018 y nunca publicado en el blog. La simplicidad de las explicaciones nos pareció muy efectiva para explicar un concepto que todavía se entiende muy poco.

Imaginaros el contexto: ganas de despertarnos por la noche, una mucosa roja o incluso hinchada, una sensación de calor o incluso ardor especialmente durante y después de orinar y la típica frase de autodiagnóstico que nos decimos a nosotros mismos: “Esta es una micosis”.

Bueno, no, no y no!

Lo que se describe anteriormente es, sin duda, un signo de vaginitis (inflamación de las membranas mucosas) pero estos síntomas no son suficientes para formular el diagnóstico de “micosis” o infección.

Entre inflamación e infección hay un mundo.

Aquí es Fon-Da-Men-tal comprender que la inflamación y la infección son dos situaciones diferentes porque, en el primero caso, los síntomas no son causados por la presencia de un germen mientras en el seundo caso sí.

Y además, en el caso de la infección vaginal, es crucial distinguir una proliferación fúngica de una bacteriana porque un hongo y un bacteria ¡no son la misma cosa!

¿Por qué estas distinciones?

Porque, la inflamación, la infección fúngica y la infección bacteriana no se gestionan de la misma manera.

Por ejemplo, si los trastornos se deben a unas bacterias, usar un antifúngico solo empeorará las cosas destruyendo las levaduras que están tratando de defendernos contra la bacteria patógena dejando aún más el “campo libre” para la infección.

Y si hay un problema inflamatorio las cremas y óvulos fungicidas empeorarán y complicarán las cosas de una manera exponencial.

¿Pues qué podemos hacer?

Bueno, la respuesta no nos gustará pero es simple: ante todo hay que saber cual es la naturaleza del problema. En otras palabras: para que la atención esté dirigida correctamente debemos saber contra que estamos luchando.

Por lo tanto, el exudado vaginal es un examen a realizar absolutamente en caso de trastornos vulvo vaginales recurrentes y no queda otra.

Gracias a este examen de laboratorio tendremos una serie de información sobre el ecosistema vulvo-vaginal, una “foto” general del entorno vulvo vaginal y de sus posibles desequilibrios. Todo esto permitirá identificar las anomalías sin ambigüedad para adaptar y calibrar su gestión.

Ya nos imaginamos los comentarios…

“Los antifúngico son productos fácilmente disponibles (a menudo erróneamente sin receta) y que alivian rápidamente”.

Claro pero si 3 o 4 semanas después seguimos en el mismo punto y la intensidad o la frecuencia de los episodios agudos ha aumentado exponencialmente en los últimos años o incluso algunos síntomas no se van… probablemente valga la pena intentar con otra cosa…

“Realizar un exudado vaginal lleva tiempo”

Sí… tiempo y dinero, un costo total que es más o menos lo mismo de cuando vamos pidendo un antifúngico sin receta en la farmacia.

“Y mientras tanto hago qué me alivie…”

Bueno, sí, no podemos quedarnos así. Basado en el principio de que el denominador común de todos los síntomas, sea cual sea el problema real (infección bacteriana, infección por hongos, inflamación), es la irritación, es necesario calmar las membranas mucosas con una crema:

– hidratante

– lenitiva

– nutritiva

– calmante

Sugerimos Ausilium Crema que tiene la ventaja de poder aplicarse tantas veces como sea necesario internamente y externamente.

Ausilium Lavanda también es muy buena para las fases agudas porque estabilizará el pH y apoyará la microbiota vaginal con lactobacilos vivos (que es un “plus” si resultara que tenemos una infección).

Los probióticos orales también pueden ser una buena idea pero con la condición de que estén asociados con inmunoestimulantes y antiinflamatorios (como es el caso de Lenicand).

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