Siguiendo con los artículos dedicados a las neuropatías pélvicas y a los trastornos neuropáticos dolorosos, nos pareció útil profundizar este tema hablando más específicamente de la vulvodinia.
Definición y descripción
Es útil aquí, como preámbulo, especificar que no existe un consenso médico sobre la definición de vulvodinia. Nos basaremos entonces en la información proporcionada por la E.A.U (Asociación Europea de Urología).
La vulvodinia es un síndrome de dolor crónico* limitado a una o más áreas de la región vulvar y que no se justifica por la existencia de un evento o una condición física identificable (como, por ejemplo, disbiosis, vaginitis, micosis o vaginosis bacteriana). Interesa alrededor del 14% de las mujeres durante su vida.
*Esta definición implica por tanto que el diagnóstico se basará en la presencia de síntomas típicos y un proceso de exclusión de posibles causas patológicas de los mismos; sin embargo, es fundamental ir más allá de este diagnóstico para comprender los mecanismos en el origen del síndrome y poder poner en marcha un abordaje adecuado y, por tanto, eficaz (de esto se habla aquí).
Presentación y síntomas
La vulvodinia se presenta con malestar o dolor persistente (> 3 meses) caracterizado por:
- hiperalgia = sensación de percepción de dolor desproporcionada frente a la estimulación local ejercida (ej: la presión ejercida de forma ligera se convierte en un puñetazo, el roce de la ropa interior se convierte en corte de navaja, etc.)
- aen la percepción de los estímulos locales (por ejemplo, sensación de ardor inmotivado, impresión de pinchazos de agujas, etc.)
- otra característica que se encuentra con frecuencia en pacientes con este síndrome es la percepción de una «pulsación» (descrita como pulsaciones o descargas eléctricas)
Cuando la sintomatología dolorosa se vuelve persistente durante mucho tiempo, las complicaciones pueden estar asociadas a estos síntomas:
– contractura de los músculos de la zona pélvica
– compresión de los vasos sanguíneos que reduce la circulación capilar y la irrigación de los tejidos provocando una mayor fragilidad de las mucosas (atrofia)
– deterioro neuropático
Causas de la vulvodinia
La vulvodinia es un síndrome que, como se mencionó anteriormente, puede tener varios orígenes y se desarrolla de manera abrupta o gradual según el sujeto.
Entre las causas más comunes se encuentran:
– Inflamación crónica de la zona
Este escenario es el más común y corresponde a historias de mujeres sujetas a numerosos episodios agudos, infecciosos o inflamatorios de cistitis y/o vaginitis, asociados al uso repetido, durante largos períodos, de terapias orales o locales (ej.: antibióticos, antifúngicos).
En estas condiciones, los ataques a la mucosa inducen a:
– una importante reducción del trofismo que reduce su espesor, favoreciendo así la aparición de trastornos inflamatorios localizados como enrojecimiento, edema, microcortes, aumento de la sensibilidad a las infecciones urogenitales (efecto “círculo vicioso”)
– mayor exposición de los nervios periféricos que inervan los órganos de la zona pélvica lo que conduce a una percepción diez veces mayor o alterada de los estímulos externos haciéndolos dolorosos cuando no deberían serlo (impresión de hipersensibilidad)
- daño real a las terminaciones nerviosas
Es el caso de mujeres que de repente (prácticamente de la noche a la mañana) desarrollan vulvodinia tras, por ejemplo, relaciones sexuales violentas, cirugía local (o una maniobra urodinámica como una simple cistoscopia a veces), una caída, un accidente de coche, un traumatismo, una terapia agresiva (quimioterapia o radioterapia).
En este tipo de situaciones, las fibras nerviosas encargadas de la transmisión de los mensajes sensoriales están dañadas, ya no pueden asegurar un correcto papel de transmisor y la señal que llega al cerebro desde la vulva es errónea (no corresponde a la realidad).
Existen otras causas más marginales que no desarrollaremos aquí.
Manejo de la vulvodinia
Lo primero que hay que decir aquí es que para escoger el manejo adecuado primero se debe tener un diagnóstico certero y no se trata de una tarea fácil ya que la identificación de la vulvodinia ya es una victoria en sí misma.
Por ello, es fundamental, sobre todo, buscar un profesional capaz de realizar la investigación de este síndrome mediante herramientas diagnósticas sencillas (swab test).
Tras el diagnóstico, el manejo de la vulvodinia debe ser de forma imperativa individualizado, global, multidisciplinar y multifactorial.
-> Individualizado porque una buena gestión debe tener en cuenta parámetros individuales como las causas, los síntomas y las complicaciones (si ya se han establecido) de la vulvodinia de la paciente. Por ejemplo, la vulvodinia que apareció gradualmente después de 20 años de cistitis bacteriana no se abordará como la vulvodinia que apareció de la noche a la mañana después de una violación.
-> Multidisciplinar y multifactorial porque una buena gestión requerirá una multitud de abordajes complementarios que permitirán trabajar, según los casos, contra: síntomas (abordaje paliativo), inflamación, contractura, infecciones oportunistas, repercusiones e implicaciones psicológicas, etc.
Por todo ello, el abanico de opciones terapéuticas disponibles para la vulvodinia es muy amplio ya que se extiende desde la farmacopea hasta los enfoques de relajación más “ordinarios” (como el yoga o la gimnasia postural), pasando por las técnicas de radiofrecuencia y el uso de principios activos naturales.
Principios activos naturales útiles e indicados contra la vulvodinia
Es útil aquí distinguir:
- los principios activos útiles para combatir la vulvodinia “frontalmente”: es decir, para suprimir los síntomas
- los principios activos adecuados para el manejo de las posibles consecuencias de la vulvodinia
Contra la vulvodinia
Dentro del abanico de alternativas naturales de las que disponemos en el campo uroginecológico, la sustancia más interesante para tratar los síntomas de la vulvodinia es el Ácido Alfa-Lipoico.
Este principio activo ha demostrado ser un más que un válido coadyuvante de las terapias antidepresivas empleadas habitualmente en el tratamiento de la vulvodinia. En la práctica, este principio activo natural mejora la capacidad del tratamiento para controlar el dolor.
Contra las consecuencias de la vulvodinia
Por supuesto, los siguientes consejos se adaptarán caso por caso, dependiendo de si el trastorno existe o no en la mujer:
-> en caso de enrojecimiento, inflamación, irritación o edema local
La aplicación local de activos calmantes, hidratantes, emolientes y nutritivos será fundamental para aliviar y reducir estos síntomas. Se pueden citar más específicamente Ausilium Crema y Pealen Crema como productos indicados.
-> En caso de dispareunia
El uso de lubricante durante el coito es imprescindible en caso de vulvodinia. Este lubricante debe cumplir ciertas características para ser lo menos agresivo para las mucosas, evitar la formación de microlesiones y favorecer la rápida cicatrización de estas y por supuesto facilitar la penetración limitando el roce durante el coito.
-> En caso de alteración de la flora de Döderlein, micosis o vaginosis
Consultar este artículo.
-> En caso de cistitis
Aquí también nos permitimos sugerir directamente a la lectura de este artículo sobre la cistitis bacteriana y abacterianas.
-> En caso de contractura pélvica
Finalmente, una última referencia a esta otra lectura.