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Síndrome del Intestino Irritable tipo D (diarrea) postparto

Síndrome del Intestino Irritable tipo D (diarrea) postparto

Este artículo se inspira en un testimonio y una solicitud de ayuda en uno de nuestros grupos de apoyo sobre el Síndrome del Intestino Irritable tipo D (diarrea) postparto.

Esta es mi historia: di a luz en agosto de 2019. Me operaron de emergencia en octubre para extirparme la vesícula biliar. Desde entonces, sufro todos los días de violentos dolores abominales y diarrea crónica. No puedo salir sin tener un baño cerca… he recibido muchas criticas negativas y me dijeron también que estaba todo en mi cabeza, que tenía que ir a ver a alguien, que era una simple colopatía funcional… Estoy enferma todos los días sin importar lo que coma: graso o no, pequeñas o grandes cantidades, no cambia nada.

Vamos a compartir nuestra respuesta aquí, esperando que pueda ayudar a otras mujeres en la misma situación.

El problema aquí descrito esel siguiente: diarreas frecuentes asociadas a fuertes dolores abdominales que se producen durante la noche tras el parto y la extirpación de la vesícula biliar poco tiempo después.

Tal situación puede corresponder a una insuficiencia pancreática exocrina postparto.

En palabras simples se trata de una reducción en la producción de jugos pancreáticos por parte del páncreas después del parto (bajo la influencia de la caída hormonal postparto). Esta drástica reducción de los jugos pancreáticos provoca una mala digestión a nivel duodenal (primera porción del intestino delgado) que obligará al hígado y a la vesícula biliar a aumentar su actividad; esto muchas veces conduce a la formación de “lodos” o piedras en la vesícula biliar (al punto de tener que extirparla como en este caso).

La extirpación de la vesícula biliar y la reducción de la funcionalidad pancreática son dos factores de riesgo para una disminución repentina y significativa de la producción de enzimas digestivas: sustancias encargadas de “cortar previamente” el bolo alimenticio para transformarlo en nutrientes capaces de atravesar la barrera intestinal (absorción).

Menos enzimas = menor digestión de los alimentos = menor absorción = un bolo de alimentos que permanece en su mayoría en la luz intestinal = heces más grandes, grasas y mal formadas = diarrea crónica.

Ante tal situación, la solución está en sustituir lo deficiente: las enzimas* por tanto.

Como parte de esta suplementación, puede ser necesario inicialmente un ajuste de la dieta para reducir el trabajo digestivo de las enzimas (reducción de grasas y proteínas alimenticias), pero será solo temporal y es posible volver a una dieta diversificada tan pronto como sea posible a medida que se identifique la dosis de enzimas adecuada.

También es importante apoyar la acción enzimática inicial con una intervención dirigida a reducir la inflamación* de la barrera de enterocitos (para actuar contra los síntomas dolorosos).

Una vez alcanzado el punto de equilibrio (normalización del tránsito y reducción del dolor), la prolongación de la ingesta enzimática depende de la naturaleza del déficit enzimático.

En algunos casos, las funcionalidades pancreáticas y hepáticas se “reinician” y es posible reducir los complementos alimenticios hasta la interrupción total; para otros sujetos, el páncreas y el hígado siguen funcionando “a cámara lenta” (y a menudo es difícil entender por qué). En esta última situación, la suplementación alimenticia será necesaria a largo plazo (al igual que un paciente diabético necesitará insulina toda su vida).

Aconsejamos aquí:

Zymonorm para la suplementación enzimática

Pealen para reducir la inflamación de los enterocitos

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