El SII es un problema que siempre asocia dos componentes:

– inflamación del tracto digestivo -> más o menos extenso a diferentes órganos: esófago, estómago, hígado, páncreas, intestino delgado, colon, recto

– una disbiosis de la microbiota que vive en el intestino

Estos dos componentes coexisten en todos los sujetos con SII y se alimentan ya que la disbiosis promueve la inflamación y la inflamación promueve la disbiosis.

En caso de SII, el dolor, la incomodidad intestinal o las molestias digestivas de todo tipo son el signo de la inflamación y, en ningún caso, no se pueden “interpretar” como un criterio de diagnóstico exhaustivo que permite caracterizar el tipo de disbiosis.

Por lo tanto, el dolor indica un “sufrimiento” de la barrera enterocítica, ciertamente relacionado con la disbiosis, pero es imposible hablar de “dolor debido a una micosis” por ejemplo, en lugar de un “dolor debido a una proliferación bacteriana”…

Por lo tanto, hay que tener cuidado de no confundir la manifestación sintomática con la causa subyacente porque esto puede conducir a una atención errónea, incompleta o incluso contraproducente.

Es necesario tomar los signos sintomáticos para lo que son sin tratar de atribuir una causa por la cual no hay evidencia tangible.

Dicho esto, la sintomatología dolorosa es de naturaleza inflamatoria que puede manejarse con medidas adecuadas:

-> reducir la irritación sufrida por la mucosa al adaptar la dieta de acuerdo con la tolerancia personal, integrando la dieta con enzimas si es necesario y regularizando el tránsito para evitar estasis de materiales fecales o, por el contrario, un pasaje acelerado (efecto “abrasivo” en la pared en ambos casos)

-> calmar la barrera enterocítica aplicando ingredientes activos lenitivos en las vellosidades intestinales. Aquí podemos citar muchas indicaciones: Arcilla, Aloe (si lo permite la tolerancia), Morinda citrifolia, Malva, Cola de caballo, Grama

-> minimizar los procesos inflamatorios intra-celulares a través de la acción de algunas moléculas como: PEA, Quercetina o Tabebuia y Lactoferrina

Para completar las indicaciones anteriores de manera pragmática, citaremos algunas referencias de productos: Ausilium Tisana, Pealen, Benefit Q, Zymonorm, Enterosgel, Gastrivox.

Por supuesto, la elección de uno o más productos y la dosis a seguir debe definirse de forma individual contactándonos directamente.