Tras la lectura de numerosos intercambios y comentarios en el grupo Facebook Cistitis recurrente sobre el dolor, a menudo localizado o identificado como uretral, vulvar, vestibular o incluso «difícil de situar», me gustaría ofreceros esta entrada sobre múltiples enfoques posibles de este tipo de malestar.
Preámbulo
Precisamos aquí que el problema que nos interesa es la neuropatía, es decir la existencia de una sintomatología que puede ir desde incomodidad/malestar hasta dolor intenso con exámenes biológicos negativos para presencia bacteriana o fúngica o disbiosis.
En estos casos, por tanto, la presencia de síntomas parece correlacionarse con un problema diferente del componente infeccioso. Entonces, nuestros «sospechosos» pueden ser:
- la presencia de biofilms patógenos
- inflamación crónica
- la presencia de varices pélvicas
- patologías «periféricas» a la vejiga (por ejemplo: endometriosis, fibromialgia, SII, SOP, etc.)
- contractura pélvica
Por tanto, es necesario realizar una investigación por exclusión real para descartar estas hipótesis una a una.
Cuando se hace esto, una posible explicación del dolor que se siente es la afectación neuropática es decir, una alteración en el funcionamiento de la transmisión de mensajes nerviosos entre órganos/tejidos (2 y 3 en el diagrama siguiente) y el cerebro con el resultado de la «percepción» de malestar o dolor local.
Entendiendo la neuropatía
Con respecto a los trastornos de la transmisión de mensajes nerviosos, las neuropatías pélvicas (vesico-genital) involucran los nervios o terminaciones nerviosas que se originan en las raíces sacras S2, S3, S4 (mostradas en el diagrama anterior (1)). La dificultad del manejo radica en identificar el tramo lesionado y/o disfuncional. En otras palabras, es difícil entender exactamente dónde está dañado el nervio.
Por ejemplo, un dolor vulvar puede deberse a daños en las terminaciones nerviosas «superficiales» o en las fibras ubicadas mucho más arriba en la arborescencia nerviosa.
Enfoques naturales
En un escenario como el descrito anteriormente, una gestión natural podría parecer insuficiente para combatir tal problema sin embargo…
Aquí es posible proponer actuar, de forma natural (por tanto, sin riesgo de los posibles efectos secundarios asociados al uso de fármacos), a través de un abordaje múltiple que, lógicamente, será dirigido:
– localmente en el área dolorosa si accesible
– en las raíces sacras
Para ello, Pealen Crema (formulado con PEA) ofrece una alternativa interesante ya que este producto puede:
- ser aplicado localmente en el área dolorida
- ser aplicado a nivel del sacro*, por ejemplo, durante una sesión de osteopatía, de acupuntura u otras manipulaciones destinadas a reducir/aliviar la presión ejercida por las estructuras cercanas sobre las raíces sacras para potenciar el beneficio
* sobre este punto, cabe señalar que la respuesta del sujeto a la aplicación en la piel de la región sacra puede ser variable porque está influenciada por factores individuales (y por lo tanto no está completamente garantizada) como por ejemplo: grosor de la piel y capacidad de absorción (hidratación), cantidad de tejido adiposo local, edad del sujeto, factores ambientales que favorecen la absorción del principio activo (por ejemplo la temperatura de la habitación, la duración del masaje, etc.), cantidad de producto aplicado. Sin embargo, existen bases lógicas/científicas para la eficacia y una prueba en este sentido no tendría efectos secundarios ni consecuencias perjudiciales.
Además, se puede realizar una intervención sistémica con suplementación oral con PEA (Pealen comprimidos) o ácido alfa-lipoico (Alaquer).