Esta respuesta requiere una serie de preámbulos y establecer algunas bases esenciales:

1) la cistitis es una patología multifactorial que tiende a reaparecer por muchas razones. Las causas de la cistitis son variables y difieren de un sujeto a otro. Por lo tanto, es fundamental, para una lucha efectiva y duradera contra la cistitis recurrente, identificar el factor o los factores predisponentes y precipitantes que quedan por manejar.
Por estas razones, no existe un enfoque preventivo «universal» para la cistitis recurrente y, por lo tanto, la toma de probióticos puede ser útil para alguien como no.

2) cuando la cistitis es recurrente, a menudo se acompaña por una toma de antibióticos repetida. Sin embargo, el uso crónico de antibióticos implica efectos secundarios que mantienen y promueven la aparición de las infecciones del tracto urinario:

– alteración de la flora de Döderlein (flora fisiológica vaginal)
– alteración de la flora digestiva
– reducción de las defensas inmunes fisiológicas

Estos factores a menudo condicionan la necesidad de tomar probióticos para restaurar y apoyar la flora fisiológica y así recuperar una mejor competencia inmune.

3) los probióticos son microorganismos (bacterias o levaduras) que, usados vivos, permitirán recolonizar un sector del organismo donde, fisiológicamente, se establece una flora comensal simbiótica que permite funcionalidad e inmunidad óptimas.
Entre estos sectores, cuando hablamos de cistitis recurrente, es apropiado discernir:
– flora digestiva (intestino)
– flora vaginal

La existencia de disbiosis de cualquiera de ellos (individualmente o al mismo tiempo) puede ser un factor predisponente o precipitante, directo o indirecto, para los episodios de cistitis aguda.
Por eso, el análisis de la situación individual y los factores de riesgo subjetivos son fundamentales para determinar si son útiles o no para apoyar la(s) flora(s) y, si es así, cuál de estas.

4) cómo usar los probióticos (oral, local, dosis, etc.) se definirá, por las mismas razones, caso por caso.