Message Icon
E-Mail
contacto@deakos.com
Phone Icon
Número de teléfono
+39 0187 575150
Intestino y cistitis: una relación estrecha

Intestino y cistitis: una relación estrecha, ascenso y migración bacteriana

La relación entre la microbiota intestinal y los trastornos uroginecológicos es cada vez más estudiada y reconocida. Si la presencia bacteriana responsable de la cistitis tiene origen intestinal (por tanto, es causada por bacterias normalmente presentes en el intestino como Escherichia coli o Enterococcus), es muy probable que seamos víctimas de una ‘autoinfección’ que puede ser causada por dos mecanismos.

Veámoslos en detalle a continuación.

  1. Colonización del tracto urinario mediante ascenso bacteriano

Las bacterias comensales presentes en el ambiente intestinal también colonizan fisiológicamente el perineo de forma permanente y especialmente después de la defecación (cuando son aún más numerosas y “variadas”).

Su presencia perineal se regula gracias a:

  • una distancia fisiológica entre el ano y el entorno urinario (espacio de varios centímetros, suficientemente complicado para que las bacterias de unos pocos milímetros lo recorran)
  • la presencia de una flora vulvovaginal equilibrada (con la cantidad adecuada de Lactobacilos); si está comprometida, como en el caso de la menopausia o de una toma antibióticos, será necesario repoblarla para que actúe como barrera contra bacterias potencialmente patógenas para los tractos urinario y genital
  • una higiene íntima adecuada y no agresiva después de la defecación que consiga eliminar bacterias potencialmente patógenas; la limpieza perineal debe realizarse con un  jabón íntimo adecuado – ideal con un pH de 4-4,5 como el de Ausilium pH4 y Ausilium Mousse – seguido de un enjuague abundante. La higiene debe realizarse siempre ‘de delante hacia atrás’, y nunca al revés

Desde el momento en que las bacterias superan estas líneas de defensa y llegan al medio urinario, ascendiendo luego hacia la vejiga, la cistitis que se produce se define como cistitis por ‘ascenso bacteriano’.

Nos gustaría señalar que este tipo de cistitis se apoya en la presencia de ciertos factores predisponentes y precipitantes:

  • anatomía modificada del perineo (por ejemplo, después de un parto complicado o de una episiotomía)
  • atrofia vulvovaginal (menopausia)
  • sequedad vulvo vaginal (causada por la anticoncepción, la menstruación, la premenopausia o la menopausia)
  • disbiosis vaginal (en este caso sería aconsejable seguir ciclos regulares de probióticos)
  • ingesta reciente o excesiva de antibióticos
  • higiene íntima inadecuada o agresiva
  • ropa demasiado ajustada
  1. Colonización del tracto urinario por migración bacteriana

En determinados casos la pared del intestino puede presentar cierta porosidad también llamada hiperpermeabilidad intestinal.

Es decir, las uniones estrechas que existen entre las células que forman la mucosa intestinal se dilatan, creando grietas (del orden de milímetros) suficientes para que las bacterias que fisiológicamente pueblan el intestino puedan escapar y contaminar la vejiga; este es el caso de cistitis ‘por migración’.

Es importante señalar que la permeabilidad intestinal muchas veces es causada por un proceso de reacción en cadena que provoca a la vez una disbiosis (desequilibrio) de la microbiota y una inflamación del sistema digestivo (del colon en particular), cuyo origen es necesario encontrar en:

  • desequilibrio alimentario
  • intolerancia a la comida
  • tránsito intestinal alterado (estreñimiento, disentería, meteorismo)
  • uso repetido o crónico de algunos medicamentos (como cortisona e IBP)
  • abuso de laxantes
  • mala actividad física
  • hidratación insuficiente

Comprender la ‘raíz’ del problema es la clave para implementar medidas destinadas a su resolución:

  • manejo de las causas de la disbiosis intestinal ->
  • reducción de la inflamación intestinal ->
  • regresión de la porosidad ->
  • parada de la migración bacteriana ->
  • parada de la cistitis

También cabe señalar que la cistitis por migración es una causa importante de formación de biofilms patógenos. Por tanto, en este caso es necesario implementar una acción preventiva dividida en tres fases:

IBP: causa insospechada de cistitis

Hasta la fecha, los IBP, inhibidores de la bomba de protones (también conocidos como ‘antiácidos’), se encuentran entre los medicamentos más recetados en caso de trastornos gástricos. Su ingesta, única o crónica, está muy extendida, mientras que sus posibles efectos secundarios, aunque claramente identificados y descritos en la literatura científica, siguen siendo poco conocidos por el público en general. La ingesta repetida de estas terapias puede iniciar reacciones en cadena que constituyen un factor de riesgo de cistitis bacteriana (por progresión, pero sobre todo por migración) ya que provocan:

  • alcalinización del pH gástrico
  • alteración del pH del bolo alimenticio, que posteriormente pasa al intestino
  • alteración de las condiciones ambientales, destinada a promover el desarrollo de una microbiota digestiva equilibrada
  • alteración progresiva de la microbiota (en los casos más graves SIBO, SIFO o candidiasis)
  • disbiosis intestinal que provoca trastornos de la digestión, la absorción o el tránsito (el SII afecta a casi el 20% de la población adulta)
  • establecimiento de procesos inflamatorios crónicos
  • daño a la pared del tracto digestivo, aflojamiento de las uniones estrechas de los enterocitos (células que forman la pared intestinal)
  • ‘escape’ de sustancias del tracto digestivo, que no deberían absorberse en condiciones fisiológicas normales (como los metabolitos digestivos que, al estar en el torrente sanguíneo donde no deberían estar, se comportan como toxinas)
  • migración de bacterias y hongos fuera del tracto sistema digestivo y a órganos cercanos (como la vejiga)

Por todo ello, en caso de ingesta crónica de IBP (que lamentablemente se practica con frecuencia, a pesar de que están diseñados para tomas cortas y únicas), es aconsejable adoptar algunas estrategias preventivas como:

  • garantizar que se sigan correctamente los consejos alimentarios destinados a reducir la acidez y el reflujo
  • evalar con el médico, en función del problema a tratar y de los síntomas, si realmente es necesario tomar IBP o la posibilidad de reducir su cantidad o frecuencia con el tiempo
  • para facilitar la reducción del consumo de IBP, se puede considerar el uso de otros productos naturales, libres de efectos secundarios, para regular la acidez, el reflujo y los síntomas relacionados (Gastrivox puede proporcionar un apoyo adecuado en este caso)
  • apoyar la terapia IBP con algunos suplementos para reducir los posibles impactos (en particular Sette+, Alaquer y Deaflor)

Te agradecemos que dediques tu tiempo a leer este artículo y aprovechamos para recordarte la importancia de hacer siempre una distinción entre un caso y otro: cada caso es único.

Si deseas recibir asesoramiento personalizado escríbenos a: contacto@deakos.com

Deja una respuesta