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El papel de los estrógenos en la aparición de las infecciones por Candida

El papel de los estrógenos en las infecciones por Candida

La candidiasis vulvovaginal (CVV) es una infección de la vulva y de la vagina causada por hongos del género Candida. La especie responsable de la mayoría de CVV (8590%) es Candida albicans mientras que Candida glabrata se asocia con el 5% de los casos y se encuentra con mayor prevalencia en mujeres diabéticas.

La CVV representa, después de la vaginosis bacteriana, la segunda causa más común de vaginitis. Las estimaciones actuales indican que aproximadamente entre el 70% y el 75% de las mujeres, especialmente en edad fértil, experimentan una infección por Candida spp al menos una vez en su vida y entre estas un 5-10% la padecerá de forma persistente y recurrente.

Cabe destacar que Candida es un huésped habitual e inofensivo de la mucosa vulvar y vaginal en la mayoría de las mujeres. De hecho, en condiciones fisiológicas se comporta como un saprófito comensal, alimentándose de materia orgánica en descomposición y contribuyendo al metabolismo ácido de la vagina: por tanto, se beneficia del organismo huésped sin dañarlo.

Sin embargo, en determinadas circunstancias (alteración del pH vaginal, debilitamiento del sistema inmunológico, cambios en la flora bacteriana, toma de antibióticos) Candida comensal puede volverse patógena al replicarse excesivamente y provocar infecciones reales.

Efectos de los estrógenos sobre Candida

En el artículo Cómo cambia la microbiota vaginal: edad fértil, embarazo, post parto, menopausia hablamos extensamente sobre los cambios morfológicos y microbiológicos inducidos por las hormonas sexuales en el sistema vulvovaginal.

Las CVV recurrentes generalmente no se deben a factores desencadenantes particulares. Sin embargo, la aparición frecuente de Candidiasis ocurre:

  • en la fase premenstrual
  • durante el embarazo
  • en mujeres post menopáusicas sometidas a terapia de reemplazo hormonal
  • sugiere una posible correlación con los niveles de hormonas sexuales

Los estrógenos, en particular, representan posibles factores endocrinos predisponentes a la aparición de episodios de Candida ya que:

  • aumentanel glucógeno vaginal, un azúcar precioso para el metabolismo de Candida
  • promuevenla adhesión del hongo a las células epiteliales de la vagina
  • tienen un papel decisivo en la transición de una forma inactiva (espora) a una forma patógena invasiva (hifa)

Estas hormonas promueven el crecimiento de Candida a través de dos mecanismos principales:

  • formación de túbulos germinativos. Los estudios demuestran que Candida albicans, gracias a la presencia de una proteína particular contenida en el núcleo llamada EBP1 (Estrogen Binding Protein), es capaz de unirse a los estrógenos con una alta afinidad. Este enlace favorece la llamada ‘germinación de las esporas’ con la consiguiente formación de filamentos tubulares (o túbulos germinativos), fundamentales para la adhesión del hongo al epitelio del organismo huésped
  • inhibición o atenuación de la respuesta inmune contra la propia Candida. El papel de la inmunidad de la mucosa vulvovaginal mediada por las células epiteliales es crucial en el contexto de la protección contra las infecciones vaginales. Las células epiteliales pueden distinguir entre formas saprofitas e hifales de Candida lo que lleva a la activación inmune si es necesario. Según varios estudioslos estrógenos son capaces de inhibir la reacción inmune mediada por las células del epitelio contra Candida, induciendo una serie de cambios que conducen a situaciones que favorecen el crecimiento y proliferación de este hongo como:
  • reducción de la respuesta inflamatoria mediada por las citocinas
  • supresión de la opsonización que resulta en la inhibición de la fagocitosis por macrófagos y neutrófilos

Una vez que se comprenden los mecanismos mediados por las hormonas, ¿qué medidas se deben tomar para prevenir las infecciones vaginales por Candida?

  • promover el equilibrio del ecosistema vaginalmediante la administración de probióticos de forma local y/u oral. Sin embargo, los probióticos no son todos iguales. Entre los más estudiados y con eficacia documentada encontramos al Lactobacillus acidophilus y un probiótico no bacteriano, Saccharomyces Boulardii. Su función protectora se debe a su capacidad para contrarrestar los microorganismos patógenos ocupando sus sitios de adhesión, quitándoles así espacio y alimento
  • contrarrestar la formación de biofilms vaginales fúngicos. La N-acetilcisteína (NAC), un derivado N-acetilado del aminoácido cisteína, tiene la capacidad de alterar la membrana polimérica de los biofilms bacterianos y fúngicos, una acción necesaria para que los microorganismos patógenos vuelvan a ser sensibles a los fármacos y a los efectores de la respuesta sistema inmune
  • apoyarlas defensas fisiológicas a través de sustancias como la Lactoferrina que, además de fortalecer el sistema inmunológico del organismo, es capaz de secuestrar el hierro libre, reduciendo su disponibilidad para los microorganismos patógenos

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