Este artículo nació de la pregunta: «¿Por qué el defecar causa dolor como ardor en la uretra y/o la vejiga, que aparece unos minutos después y dura hasta algunas horas?«.
Para dar una respuesta adecuada a esta pregunta se requiere un cuadro clínico completo y una visión general. En particular esta se relaciona con un dolor:
- similar a sensaciones de ardor en la uretra y en la vejiga
- que aparece unos minutos después de la defecación
- y dura varias horas
a:
- ausencia de bacterias en la orina
- ausencia de inflamación urotelial crónica (leucocituria significativa)
En otras palabras, se trata de una cistitis abacteriana probablemente relacionada con una inflamación extravesical. Este contexto proporciona una importante “clave para comprender”: la defecación es una función corporal que implica toda una serie de cambios y tensiones anatómicos y musculares en el suelo pélvico; podríamos compararlo con un sistema de engranajes en el que el movimiento de un elemento provoca un cambio en todos los demás.
En particular, la evacuación de las heces implica:
- relajación de los esfínteres anales
- activación del músculo elevador del ano
- la contracción de los músculos perirrectales
- el aumento de la presión intrarrectal seguido inmediatamente por una reducción significativa de la misma
- el vaciado de la ampolla rectal cuyo volumen y espacio ocupado por el recto disminuyen bruscamente
- la ‘llamada’ de los materiales que descienden por el colon asociada a un fuerte movimiento peristáltico para hacerlos avanzar
- la modificación de las distancias perineales entre los diferentes meatos
…y muchos otros cambios mecánicos locales que pueden tener un impacto sintomático en la vejiga.
Aquí un video que ilustra los mecanismos descritos.
Cuando la defecación va seguida de dolor de vejiga, la primera sospecha es que existen trastornos neuropáticos y musculares pélvicos. Este síntoma es, por tanto, una señal que permite orientar las investigaciones hacia una evaluación del suelo pélvico para identificar una posible hipertonicidad o neuropatía.
Por último, un truco sencillo y eficaz para limitar los cambios bruscos descritos anteriormente, proporcionar alivio y prevenir efectos secundarios consiste en utilizar un taburete sobre el que apoyar los pies para adoptar una postura más fisiológica durante la defecación.