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D-Manosa: ¿por qué el urólogo no me la ha aconsejado?

D-Manosa: ¿por qué el urólogo no me la ha aconsejado?

Simplemente porque aún no la conoce pero el hecho de no conocerla no indica que no sea eficaz.

Se necesitan años para que un producto como la D-Manosa se divulgue a gran escala. Las primeras mujeres que tomaron D-Manosa en Italia la conocieron gracias a la búsqueda en internet. Muchas de ellas experimentaron productos diferentes para poder comparar los resultados: grupo psicofármacos y psicoterapia, grupo omeopatía, grupo arándano y acidificantes, grupo Urovaxom , grupo hidrocolonterapia, grupo D-Manosa, etc. Solo un grupo obtuvo resultados sorprendentes: ¡el grupo D-Manosa!

Desde entonces se dedicaron a divulgar su eficacia, y gracias a ellas pudimos acceder también a este producto.

Una sustancia natural como la D-Manosa no puede patentarse porque no se ha creado. Las investigaciones farmacéuticas se centran en productos químicos aún inexistentes: nuevas moléculas antibióticas, antiinflamatorias, antimicóticas, etc. No hay interés en comercializar una sustancia que no puede patentarse.

Por lo tanto, con respecto a la cistitis, los médicos siguen anclados a los viejos protocolos terapéuticos basados en acidificaciones y antibióticos (recetados incluso cuando hay ausencia de bacterias urinarias).

La D-Manosa es un azúcar simple (un monosacárido), es decir, un azúcar compuesto por una sola molécula (como la glucosa o la fructosa por ejemplo).

Una vez absorbido, cuando pasa del intestino al flujo sanguíneo, no se transforma en glicógeno y por lo tanto, no se acumula en el hígado o en otros órganos, ni es utilizado por nuestro organismo. Este azúcar se elimina a través de los riñones, alcanzando concentraciones elevadas en las vías urinarias, lo que explica sus efectos  anti-adhesivos sobre  las bacterias presentes.

La D-Manosa posee una elevada afinidad con las lectinas (las patas) que poseen muchas bacterias.

Las bacterias, para poder desencadenar la cistitis (y por tanto, la inflamación vesical), deben pegarse a las paredes de la vejiga a través de las lectinas. Esta condición es indispensable para que se manifieste la cistitis. Si las bacterias no se pegan en las paredes vesicales no hay inflamación, no tenemos dolor, no tendremos cistitis.

En este caso tendremos una simple bacteriuria, es decir, una presencia de bacterias inocua en la orina. La bacteriuria por lo general no necesita tratamiento, sólo en condiciones particulares como durante el embarazo o en presencia de patologías renales.

La D-Manosa, se pega a las patas de las bacterias impidiendo su adhesión a las mucosasurinarias. Ésto además, lo consigue antes de que se peguen en la mucosa. Una vez que la bacteria se une a la d-manosa, no pueden adherirse  a la vejiga y permanecen vagando en la orina, eliminándose mediante la micción.

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