A pesar de que la mayor parte de la población mundial tiene una vagina, este órgano sigue siendo extrañamente ignorado.
Curiosidad: una encuesta de 2016 reveló que un enorme porcentaje de mujeres (65%) tiene problemas incluso para pronunciar la palabra «vagina» y que muchas prefieren utilizar otros términos.
Sin embargo, se llame como se llame, hay una cosa en la que tod@s estamos de acuerdo: la vagina es vital para la reproducción humana y desempeña un papel importante en la satisfacción sexual.
El órgano reproductor femenino cambia a lo largo de la vida y tiene muchísimas funciones para poder responder a los cambios hormonales que se producen durante la pubertad, el periodo fértil, el embarazo y la menopausia.
¡La magia del cuerpo humano!
Características particulares
La vagina es un tubo muscular elástico de 7-10 cm de longitud que se extiende desde la vulva (genitales externos femeninos, que incluyen los labios menores y el clítoris) hasta el cuello uterino donde termina en una bifurcación anterior y posterior. El canal vaginal se encuentra entre el tracto urinario inferior (uretra y vejiga) y el recto.
La entrada de la vagina o vestíbulo, se encuentra detrás del canal vulvar, detrás del orificio uretral. Está rodeado a ambos lados por los labios interiores y exteriores y está parcialmente formado por una fina capa perforada (el himen).
La pared vaginal tiene 3 capas:
– externamente, el tejido conectivo llamado adventicia
– una capa intermedia de tejido muscular liso
– internamente, la mucosa
La mucosa interna está atravesada por pliegues transversales llamados arrugas que también pueden detectarse al tacto.
Un órgano en constante evolución
La fisiología de la vagina acompaña los cambios en la vida de la mujer y los sigue en respuesta a los cambios hormonales.
Al nacer, la vagina tiene un nivel muy alto de estrógenos proporcionados por las hormonas maternas, lo que hace que la vagina tenga un pH ácido con predominio de Lactobacilos. Durante este período, las paredes contienen un alto nivel de glucógeno. Aproximadamente cuatro semanas después del parto, cuando los niveles hormonales disminuyen, la fisiología de la vagina cambiará a una etapa prepuberal con un entorno de pH neutro a alcalino asociado a menos bacterias productoras de ácido.
Durante el periodo fértil, vuelven a predominar las bacterias productoras de ácido láctico. A medida que la mujer entra en la premenopausia y finalmente en la menopausia, el tejido vaginal se atrofia como consecuencia del reposo de los ovarios y de los bajos niveles de estrógenos. Es en este momento cuando puede producirse la colonización por parte de la flora microbiana intestinal.
Sobre el pH
El pH vaginal fisiológico varía entre 3,8 y 4,5. El pH está directamente influenciado por las bacterias comensales que producen ácido láctico y contribuyen a mantener la propia flora local (flora de Döderlein) y a crear las condiciones para una óptima competencia inmunitaria que proteja la esfera urogenital contra las agresiones bacterianas (tanto hacia arriba como hacia afuera) tanto de la flora digestiva como de posibles contaminaciones externas.
Flora de Döderlein
Se trata de una flora heterogénea dominada por Lactobacilos, conocida como Lactobacilos de Döderlein o más sencillamente, flora de Döderlein. Estos Lactobacilos son las bacterias «buenas» que viven en la vagina. Ayudan a mantener los niveles normales de pH y evitan el crecimiento de bacterias que podrían causar infecciones.
Una alteración (sea cual sea la causa) en la presencia de colonias de Lactobacilos da lugar a:
– cambios en el pH vaginal, es decir, hace que el entorno vaginal sea vulnerable a la irritación y a la infección
– disbiosis: de esta manera se deja el campo libre a otras colonias bacterianas o fúngicas que pueden causar infecciones (vaginosis o micosis)
– reducción del escudo inmunitario local: favorecimiento de las infecciones e inflamaciones de la esfera urogenital (incluida la cistitis)
– alteración del trofismo de las mucosas lo que permite así la aparición de la sequedad vaginal
Precisamente porque hay bacterias útiles en los genitales, debe evitarse el uso de jabones perfumados y fuertes y otros cosméticos o dispositivos médicos no indicados específicamente para las partes íntimas. El uso de estos productos puede alterar el equilibrio natural del entorno vulvovaginal.
Otros acontecimientos o la falta de atención pueden tener efectos nocivos (en mayor o menor medida) sobre la flora:
- ciertas terapias, en particular uso de antibióticos pero también de fungicidas (en todas sus formas), el consumo prolongado de corticoides, la radioterapia o la quimioterapia
- nadar regularmente en el mar o en la piscina sobretodo si es el baño es prolongado y se no se cambia el bañador mojado al salir del agua
- uso de ropa interior sintética
- uso de determinados detergentes en la higiene íntima (detergente en polvo, suavizante, quitamanchas, etc.) y absorbentes sintéticos internos y externos
- menstruación especialmente si los absorbentes elegidos no se cambian regularmente
- infección oculta en la pareja
- variaciones hormonales fisiológicas (embarazo, lactancia, premenopausia, menopausia) o farmacológicas (por ejemplo, anticoncepción hormonal)
- cirugía con anestesia local en el suelo pélvico o anestesia general
- práctica de ciertos deportes como la equitación, el ciclismo, el submarinismo
- agresión mecánica e irritativa (por ejemplo, DIU de cobre)
El equilibrio vulvovaginal regula todo el sistema que garantiza la inmunidad de la esfera urogenital y por eso es muy importante cuidar de ello.
¿Cómo?
Controlando anualmente el equilibrio mediante una muestra vaginal (exudado vaginal).
Ayudando a la recolonización de la flora mediante el uso de probióticos locales u orales de forma cíclica o dirigida, según la situación.
Sobre este último punto hay que recordar algunas propiedades de Ausilium Lavanda:
- Tiene una acción disgregante de los biofilms patógenos
- Elimina las colonias bacterianas patógenas
- Ayuda a una correcta recolonización de la flora vaginal fisiológica
- Tiene una acción antiinflamatoria, antimicótica y calmante del dolor
Para concluir, hagamos lo que hagamos es fundamental cuidar de nuestra vagina.