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Cistitis y tiroides

Cistitis y tiroides

¿Existe alguna relación entre la aparición de cistitis y los problemas relacionados con la tiroides? 

La respuesta no es simple ni obvia, considerando además que la cistitis es un problema multifactorial que puede variar de un sujeto a otro; sin embargo, es posible establecer un vínculo causa-efecto entre los trastornos de la tiroides y la cistitis recurrente.

Disfunción tiroidea (hipotiroidismo): repercusiones en las hormonas sexuales

El primer elemento para entender qué vincula la tiroides y la vejiga es la interacción que existe entre la función tiroidea y la producción, circulación y disponibilidad de hormonas sexuales.

Tomemos como ejemplo el hipotiroidismo. En este caso entran en juego dos mecanismos: la producción de estrógenos por parte de los ovarios (a) y la disponibilidad de estos estrógenos para el organismo (b).

  1. La tiroides estimula al hipotálamo para inducir la producción de hormonas, activando una serie de mecanismos en cadena. Las hormonas son fundamentales para el correcto funcionamiento del sistema endocrino que tiene un papel fundamental en la regulación de la función ovárica. En caso de hipotiroidismo, los estímulos enviados por el hipotálamo a los ovarios se reducen y, en consecuencia, disminuirá la producción directa de estrógenos. Hablamos por tanto de hipoestrogenismo secundario.
  2. La tiroides también regula la producción de la proteína SHBG (Sex Hormone Binding Globulin) que sirve para transportar estrógenos que no pueden circular libremente en la sangre (utilizan este vehículo para moverse y estar biodisponibles). En caso de hipotiroidismo, la producción de esta proteína es menor y, en consecuencia, se reduce la disponibilidad de estrógenos circulantes.

Estas alteraciones de la fisiología normal crean una situación que se puede resumir como “deficiencia de estrógenos“.

Repercusiones sobre las hormonas sexuales (hipoestrogenismo): sequedad y pérdida de trofismo de la mucosa vulvovaginal

Como ya hemos visto al hablar de menopausia y anticoncepción, la falta de estrógenos (producidos o circulantes) suele estar en el origen de trastornos uroginecológicos relacionados con la pérdida de estimulación del trofismo y del desarrollo (papel que desempeñan los estrógenos en condiciones de equilibrio). La disminución de la estimulación hormonal crea una alteración de las mucosas vulvovaginales, que progresivamente pierden hidratación, elasticidad y cicatrización.

Repercusiones sobre las hormonas sexuales (hipoestrogenismo): rarefacción de la flora de Döderlein

La reducción del apoyo brindado por las hormonas sexuales provoca, paralelamente a las alteraciones de la mucosa, una modificación de la flora de Döderlein que tiende a disminuir y perder su estado natural de equilibrio, provocando la llamada disbiosis vaginal.

Repercusiones sobre las hormonas sexuales (hipoestrogenismo): pérdida de trofismo y fragilidad del urotelio

Aunque en menor medida, el urotelio vesical (la pared que recubre la vejiga y la uretra) se ve influenciado por estímulos hormonales. Por tanto, está claro que esta pared puede adelgazarse, volviéndose más frágil y sensible, en caso de descenso de los niveles de estrógeno.

Enrarecimiento de la flora Döderlein: reducción de las defensas inmunitarias

Como ya se ha mencionado, en caso de disbiosis vaginal se reduce el “escudo” protector de la esfera urogenital.

Reducción de las defensas inmunes: mayor riesgo de infecciones

En un contexto en el que la inmunidad fisiológica de la esfera urogenital está reducida, las llamadas ‘infecciones oportunistas’ (es decir, ligadas a bacterias que normalmente viven en la zona perineal sin provocar ningún desequilibrio) se producen con mayor facilidad. Esto también incluye infecciones bacterianas y fúngicas tanto vaginales cuanto vesicales.

Mayor riesgo de infecciones oportunistas: formación de biofilms

En presencia de una reducción de las defensas inmunitarias, las bacterias y levaduras responsables de las infecciones oportunistas son capaces de crear más fácilmente biofilms patógenos, lo que expondrá cada vez más el problema al peligro de cronicidad y resistencia bacteriana.

Mayor riesgo de infecciones ‘oportunistas’: terapias continuativas

La reaparición de episodios infecciosos agudos crea inevitablemente la necesidad de terapias con antibióticos o antifúngicos que, por sus efectos secundarios, actuarán negativamente sobre la flora de Döderlein, sobre la flora intestinal y, en consecuencia, reducirán las defensas inmunitarias creando un auténtico “círculo vicioso”.

Inflamación crónica

El conjunto de mecanismos en cadena mencionados anteriormente conduce a una situación proinflamatoria que afecta a la esfera urogenital, lo que explica además cómo numerosas situaciones de hipotiroidismo pueden provocar problemas crónicos abacterianos (por tanto, inflamatorios).

Entre las funciones de las hormonas tiroideas destacamos también la estimulación del peristaltismo intestinal. El hipotiroidismo suele ir acompañado de un estado de estreñimiento crónico que favorece el proceso de disbiosis intestinal y permeabilidad intestinal, permitiendo el paso de bacterias y consecuentemente su migración desde el intestino a la vejiga, mecanismo que puede provocar posteriores infecciones urinarias recurrentes y la formación de biofilms patógenos persistentes.

Finalmente, agregamos que los trastornos de la función tiroidea suelen estar asociados a la premenopausia y la menopausia, hecho que tiende a agravar y amplificar el conjunto de procesos descritos anteriormente.

Cuando se establezca un vínculo entre hipotiroidismo y cistitis, será útil aprovechar los enfoques aquí descritos para reducir el impacto de la disminución de estrógenos que se produce desde la premenopausia, mediante una serie de medidas de prevención como:

Esperamos que este artículo te ayude; si deseas una consulta personalizada, escribe a nuestros expertos a: contacto@deakos.com

 

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