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Cistitis sin bacterias e inflamación

Cistitis sin bacterias e inflamación

En otro artículo, hablamos en detalle de la diferencia sustancial entre la cistitis bacteriana y la cistitis abacteriana.

En nuestro grupo de Facebook, se habla frecuentemente de este tema y creo que este artículo probablemente merece ser complementado con más información sobre la cistitis abacteriana.

Cuando hablamos de cistitis abacteriana hablamos de todas las situaciones donde hay una sintomatología típica de cistitis aguda (urgencia y frecuencia miccional, ardor al orinar, dolor localizado en el tracto urinario inferior) pero el ECBU no revela la presencia bacteriana (o no revela una presencia bacteriana definida o sea cuando el ECBU indica un recuento bajo de flora polimórfica).

“Tengo una pregunta sobre la diferencia de síntomas y tratamientos entre la cistitis bacteriana y la inflamación de la vejiga. Tuve mucha cistitis hace unos años. Este año, estando embarazada, me pasó otra vez. Desde el final del embarazo, tengo dolores en la vejiga pero sin ganas de ir al baño muy a menudo. Y a veces, los dolores terminan solos al beber agua. Sin embrago, yo sé que cuando tuve una cistitis era imposible que se marchara sola. Mis preguntas son: ¿cómo diferenciar la cistitis bacteriana y la inflamación de la vejiga? ¿Qué es la inflamación de la vejiga? ¿Cómo luchar contra las inflamaciones de la vejiga?”.

  1. ¿Cómo distinguir la infección del tracto urinario y la inflamación de la vejiga?

En un caso como en el otro hablamos de cistitis:

  • la primera bacteriana ya que se debe a la presencia de gérmenes uropatogénicos en la vejiga
  • la segunda únicamente inflamatoria, debido a la irritación de la pared vesical

La distinción entre estas dos situaciones sintomatológicamente idénticas, por lo tanto, reside en la identificación de una presencia bacteriana en la orina. Identificación que solo es posible por medio de un ECBU (la única prueba para detectar la presencia de bacterias sin ambigüedad).

En este caso, es importante especificar que, en caso de cistitis abacteriana, la leucocituria permanece alta (más alta o muy cercana al umbral de importancia en general) ya que este valor ofrece información sobre la respuesta inmune específica (dirigida hacía un patógeno) como no específica (en reacción a diversos procesos inflamatorios).

2) ¿A qué se debe la inflamación de la vejiga?

La inflamación de la vejiga es un problema multifactorial que a menudo resulta de una serie de eventos perjudiciales para la pared de la vejiga y, especialmente, para la capa de GAG (glicosaminoglicanos) que la cubren y la protegen.

a) Causas comunes

Algunas de las causas más comunes de inflamación de la vejiga incluyen:

  • Infecciones del tracto urinario

La IU se refiere a la presencia en la vejiga de bacterias que, para adherirse a la pared de la vejiga, tienen adhesinas. Estas “patas” se comportan frente al urotelio como “arpones” que permiten al germen un sólido anclaje en la pared para luego crecer.

En los episodios bacterianos agudos, los millones/billones de microirritaciones causadas por estas adhesinas pueden dañar la capa de GAG y el urotelio hasta el punto de causar un proceso inflamatorio que puede persistir más allá de la resolución del episodio agudo, o sea también cuando el ECBU vuelve a ser negativo para la presencia bacteriana.

  • Toma de antibióticos

Las terapias propuestas para la cistitis bacteriana, aunque necesarias en algunos casos, conducen a la producción de toxinas inflamatorias que dañan la pared de la vejiga y los radicales libres (residuos orgánicos de las bacterias eliminadas por el antibiótico) que causan daño oxidativo y pueden unirse a los minerales en la orina y formar piedras.

Estas toxinas y los radicales libres son a menudo responsables de la prolongación de los síntomas incluso después de la resolución del episodio agudo y aumentan el riesgo de dolor inflamatorio crónico.

  • Ciclo hormonal

Los cambios hormonales (particularmente en los niveles de estrógeno y progesterona) también pueden interferir con el nivel de epitelización urotelial. Este es particularmente el caso de mujeres menopáusicas.

De hecho, la caída en los niveles de estrógeno que precede y acompaña a la menstruación puede reducir las funciones del trofismo (crecimiento) de las membranas mucosas (genitales, pero también vesicales). De esta manera, las paredes del tracto urinario inferior se vuelven más “delgadas” y, por lo tanto, más sensibles y frágiles frente a las irritaciones que predisponen o agravan la inflamación.

Otros problemas inherentes a este fenómeno, como la endometriosis con invasión de tejido en la vejiga, pueden ser responsables de la inflamación crónica.

  • Alimentación e hidratación

Estos factores ambientales también pueden tener un impacto positivo y negativo en la inflamación de la vejiga ya que afectan el pH urinario que, dependiendo de su nivel de acidez, puede ser un factor de estrés constante para la capa de GAG y para el urotelio.

  • Relaciones sexuales

Durante los preliminares o el coito, la fricción y el estrés en el área genital y pélvica pueden causar irritación de la pared de la vejiga, dando lugar a un episodio de cistitis abacteriana aguda.

  • Cristales y cálculos renales

La presencia de concreciones (cristales o piedras) en la orina también puede causar daño a la pared de la vejiga (un poco como si se rascara) causando una alteración de la capa de GAG y del urotelio.

  • La presencia de unos biofilms patógenos

Esta situación, más compleja, da lugar a ECBU aparentemente negativos o “contaminados” = presencia de una flora polimórfica con un recuento bajo (<10^4) pero, sin embargo, corresponde a infección crónica latente.

En estas condiciones, la presencia de una biopelícula es un factor proinflamatorio por derecho propio ya que:

– la matriz de polisacáridos causa daños tanto en la capa de GAG cuanto en el urotelio

– la presencia bacteriana, débil pero permanente, ataca continuamente la pared de la vejiga

Aquí, el manejo de la cistitis aparentemente abacteriana se dirigirá hacia la desintegración del biofilm para erradicar el foco de infección latente.

Cistitis sin bacterias e inflamación

b) Alteración de la capa de GAG

Propongo aquí una profundización anatómica para comprender mejor cómo se presentan la vejiga y su pared y, sobre todo, para comprender de qué manera la alteración o daño de la capa de los GAG representa un factor de riesgo importante en la cronización de la cistitis abacteriana hacia problemas más incapacitantes, como SVD o pérdida de recubrimiento de la vejiga.

c) ¡Caso especial de “cistitis abacteriana” no vesical!

Cuando hablamos de cistitis parece lógico definir la inflamación como “vesical”; sin embargo, puede suceder (más a menudo de lo que pensamos) ubicar la raíz del problema en la vejiga porque la sintomatología es de naturaleza miccional (urgencia y frecuencia de micción, ardor miccional, dolor que corresponde a la área anatómica vesical, etc.) mientras que el sitio de la inflamación está cerca de este órgano: contractura pélvica, neuropatía, vulvovaginitis, endometriosis, etc.

Por lo tanto, es necesario (al hacer un ECBU y, si es necesario, exámenes adicionales y visitas especializadas) determinar con certeza la ubicación de la inflamación.

En particular, la ausencia de leucocitos en el ECBU debe dirigir las investigaciones a otros órganos además de la vejiga.

3) ¿Cómo luchar contra la inflamación de la vejiga/cistitis abacteriana?

Una vez que se determina con certeza que la cistitis es abacteriana (no hay biofilms o infección aguda en curso), la gestión de la inflamación se articula alrededor de 3 ejes:

  1. Reducir las irritaciones y agresiones de la mucosa:

– Comida adaptada

– Eliminación de los principales irritantes y excitantes (tabaco, alcohol, especias, café, té, chocolate, arándano, frutos rojos, uva ursina, etc.).

– Hidratación correcta, constante y regular

– Toma de un complemento alimenticio antiinflamatorio natural como Morinda citrifolia

– Micción regular y fisiológica

– Control del pH urinario

– Toma de un alcalinizante de orina si necesario

– Ejercicios de rehabilitación pélvica si necesario

b) Evitar y prevenir futuras infecciones del tracto urinario y toma de antibióticos consecutiva

Aquí, simplemente os invito a leer este otro artículo.

c) Apoyar y estimular la reparación de la capa de GAG y la reepitelización urotelial

La reconstrucción de la capa de GAG es ¡una ambición bastante alcanzable!

Este enfoque apunta a reducir la permeabilidad de la pared de la vejiga a la orina para evitar que los irritantes crucen esta barrera protectora, reduciendo las agresiones del urotelio y mejorando así los síntomas.

El GAG más utilizado es el polisulfato de pentosano sódico (Elmiron), considerado uno de las tearpias más específicas para el manejo de la SVD. Su ingesta, que debe ser por un mínimo de 6 meses para que los efectos sean objetivamente evaluables, debería reducir significativamente el dolor de vejiga y, en general, la incomodidad del paciente. Actúa como reconstructor de la capa de GAG, en prevención contra las infecciones urinarias y como antiinflamatorio que inhibe la secreción de histamina por los mastocitos.

Los GAG se pueden administrar:

-> Por instilaciones intravesicales

Este procedimiento, que implica la colocación de una sonda (introducida a través de la uretra directamente en la vejiga) es una maniobra hospitalaria que tiene la ventaja de poner en contacto directo GAG y la pared de la vejiga. Este contacto sugiere, por lo tanto, una unión de GAG a la mucosa de la vejiga facilitada para una eficiencia significativa en términos de restauración de la capa protectora de la vejiga.

Sin embargo, es un método que también presenta restricciones y puntos negativos:

– necesidad de ir al hospital cada vez

– una maniobra invasiva que puede implicar la contaminación de la vejiga debido a la entrada del catéter (infección del tracto urinario) a pesar de las medidas óptimas de prevención e higiene

– según el operador de salud, riesgo de irritación de la uretra debido al paso de la sonda (dolor después de la maniobra)

– necesidad de mantener el producto en la vejiga durante una duración mínima de 1 hora (duración que varía según los productos utilizados)

Por estas razones, los estudios muestran un bajo cumplimiento por parte de los pacientes con menos resultados efectivos de este enfoque en la vida real que en los mismos estudios.

-> Por vía oral

Este es el caso de Elmiron, que sin embargo anuncia claramente que “la biodisponibilidad sistémica observada después de la administración oral de polisulfato de pentosano sódico es inferior al 1%”. Por lo tanto, concretamente, tomar este tratamiento de acuerdo con las sugerencias de dosis estándar (3 comprimidos al día) puede proporcionar alrededor de 3 mg de principio activo a la vejiga. Sin embargo, esta terapia es de gran interés al ser gratuita para algunos pacientes aptos (esto depende también del país).

También hay complementos alimenticios naturales como AusiliumCistiquer Dimannart que tienen buenos resultados en ensayos clínicos y, por lo tanto, podrían considerarse como un primer paso en un enfoque de restauración de capa GAG antes de Elmiron porque tienen ventajas significativas:

– una biodisponibilidad mucho más ventajosa de sus principios activos

– una duración de toma de 1 a 2 meses para evaluar completamente sus beneficios

– sin efectos secundarios ni contraindicaciones (en ausencia de alergia a los crustáceos en caso de Dimannart)

– compatible con todas las otras terapias actuales (incluidos los anticoagulantes)

– compatible con el embarazo y la lactancia

Sin embargo, el costo asumido por el paciente, puede presentar también en este caso un freno

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