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Cistitis post coital y condón

Cistitis post coital y condón

1) hoy en día, todos los condones están lubricados

De hecho, la gran mayoría de la cistitis postcoital (si no todas) implican una falta de lubricación durante el acto sexual.

La lubricación vaginal es un proceso fisiológico diario respaldado por la producción de estrógenos y por una abundante y saludable flora de Döderlein. Esta producción es responsable de las famosas «pérdidas blancas» que, en cantidades razonables, son generalmente un signo de buena salud vaginal. De hecho, garantizan la «limpieza» de la pared vaginal y la eliminación de los desechos celulares y de los posibles agentes no deseados.

Durante el coito, con la excitación sexual, una serie de procesos fisiológicos conduce al rápido aumento de esta producción, apuntando a lubricar la mucosa para facilitar la penetración y la fricción del pene de la pareja.

No todas las mujeres son iguales en la producción de lubricante natural durante el coito y, muy a menudo, después de una primera fase aparentemente «normal», las mujeres con cistitis poscoital tienden a tener una producción reducida. Esta reducción en la producción de lubricación natural se ve potenciada por ciertos contextos:

– disminución de los niveles de estrógeno (por ejemplo, la menopausia, la premenopausia o píldoras de estrógeno y progestina inadecuadas)

– flora de Döderlein alterada (por ejemplo, disbiosis, candidiasis, ingesta de antibióticos, etc.)

– duración del coito

– posiciones sexuales

En caso de lubricación reducida, la fricción causada por la penetración del pene formará rápidamente un gran número de microlesiones que son factores predisponentes y precipitantes (según el caso) de la cistitis poscoital aguda.

La presencia de lubricante en el condón, incluso en cantidades modestas, a menudo permite superar esta deficiencia y evitar el episodio agudo después del coito.

2) el uso del condón evita el contacto directo de la mucosa vaginal con los genitales de la pareja. Puede ser un lugar común, pero este elemento puede ser un co-factor en la cistitis postcoital a menudo subestimado: la contaminación de la pareja por hongos o bacterias uropatógenss (por ejemplo, candidiasis genital). En este caso, la ausencia de contacto directo con este patógeno evita desencadenar un nuevo episodio agudo que podría ocurrir:

-> gracias a la entrada directa del germen en la vejiga

-> gracias a la «activación» de las cepas latentes en la vejiga (biofilm)

3) el condón protege del contacto con el esperma de la pareja

Cuando la pareja tiene una presencia bacteriana en la vejiga, en la uretra y/o en la próstata, la eyaculación puede ser el vector de gérmenes uropatógenos, que pueden, en un segundo momento, unirse a la vejiga por migración o ascenso.

En este contexto, el uso de un condón evita la cistitis postcoital.

Las personas que no notan ninguna relación entre las cistitis y el condón puede que deban sus crisis a los gérmenes uropatógenos responsables de la cistitis poscoital que provienen de:

  • intestino

En este caso, el coito causa una migración bacteriana significativa de comensales intestinales a la vejiga debido a la aproximación anatómica fisiológica de estos dos órganos durante la relación. Las medidas preventivas que deben aplicarse, por lo tanto, estan dirigidas a:

-> la resolución de una posible disbiosis

-> una mejora/regularización del tránsito intestinal

  • biofilm patógeno

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