Este artículo recopila información y consideraciones sobre las terapias antimicóticas como tratamiento para las infecciones por micosis vulvovaginal. Los óvulos y las cremas elaborados a partir de moléculas cuyos nombres suelen terminar en “zolo” se proponen a menudo como cura para tratar la vaginitis por micosis. A menudo se venden sin receta y se utilizan sin consultar previamente a un médico ni haber realizado una prueba de evaluación específica (exudado vaginal). El uso de estas terapias locales es común para muchas mujeres que las utilizan cuando perciben molestias vulvovaginales o como medida preventiva junto con la toma de antibióticos (para ‘evitar’ la proliferación fúngica resultante).

Varios artículos de este blog tratan el tema del papel de las terapias con antibióticos y sus consiguientes efectos secundarios que en ocasiones son muy perjudiciales para la flora fisiológica y las defensas inmunitarias generales. Sin embargo, es menos conocido que los tratamientos antimicóticos (tanto locales como orales) tienen efectos secundarios similares, si no más graves que los antibióticos.

En particular, hay que recordar que:

1) la acción fungicida de los antifúngicos matará las levaduras patógenas, pero también las demás cepas fúngicas de la flora local que, en ausencia de micosis (síntomas típicos de la vaginitis pero con una cantidad de colonias fúngicas no excesivas), tienen un efecto devastador sobre el equilibrio de la flora vulvo vaginal (e intestinal si se trata de una ingesta oral)

2) el uso repetido de óvulos y cremas antifúngicas puede tener una fuerte acción irritante sobre las mucosas con el consiguiente empeoramiento de la vaginitis y cronificación de los procesos inflamatorios locales

Se establece así un círculo vicioso: la vaginitis (ardor, picazón, enrojecimiento, secreción) se interpreta como una micosis; no se realiza un exudado vaginal sino que se toma un tratamiento antifúngico ‘a ciegas’, lo que agrava la disbiosis y la vaginitis. De la misma manera y por las mismas razones (procesos inflamatorios crónicos e irritaciones de las mucosas), lamentablemente el uso repetido y prolongado de estas terapias locales suelen recomendarse también en situaciones de neuropatías vulvares como vulvodinia o vestibulitis.

Por lo tanto, invitamos a prestar mucha atención a esta automedicación y, en particular, a realizar sistemáticamente un exudado vaginal en el momento de los episodios agudos y cuando se produzcan molestias vaginales (los resultados pueden ser sorprendentes e indicar la ausencia de micosis incluso si los síntomas parecen inequívocos).

También es importante recordar que la vaginitis es una afección que se puede controlar (y resolver) de forma completamente natural, siempre y cuando se adopten medidas adecuadas como:

• reducir la irritación local eligiendo ropa interior blanca de algodón, compresas de algodón, evitar permanecer con el bañador mojado en contacto con las mucosas, utilizar un lubricante a base de agua durante las relaciones sexuales como Ausilium Gel, evitar deportes de alto impacto como el ciclismo o la equitación
• hidratar y calmar las mucosas, aplicando diariamente una crema adecuadamente formulada como Ausilium Crema
• apoyar y fortalecer la flora Döderlein, tomando probióticos por vía oral y, si es necesario, aplicando probióticos localmente; Ausilium Flora resulta de gran interés en este caso gracias a su versatilidad de uso. También es muy adecuado Lenicand (solo para uso oral) que, además de aportar lactobacilos útiles para apoyar y reconstituir la flora de Döderlein, tiene una acción preventiva contra las micosis y otras infecciones vaginales oportunistas de la vaginitis
• todas estas propiedades están concentradas en Ausilium Lavanda que tiene una acción antiinflamatoria, calmante y recolonizadora de los Lactobacilos

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