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Disbiosis vaginal, micosis vulvovaginal, vaginosis, vaginitis 

Disbiosis vaginal, micosis vulvovaginal, vaginosis, vaginitis 

Me han contactado varias chicas que presentan siempre el mismo problema: por un lado disbiosis vaginal, es decir un desequilibrio en la flora y la consiguiente proliferación de bacterias patógenas y, por el otro, la cistitis recurrente.

Entonces la pregunta es: ¿qué relación tienen? ¿Porqué luego de una generalmente aparece la otra?

Pues vamos por parte.

La situación fisiológica uroginecológica:

=> ausencia de bacterias en la vejiga: se dice que un urocultivo ideal es uno estéril

=> flora vaginal equilibrada: como todo ecosistema, nuestra vagina es el lugar propicio para la convivencia e interacción entre diferentes microorganismos: bacterias  y levaduras.  El ambiente posee una regulación tal que pueden convivir particularmente con un pH ácido y una predominancia de lactobacilos sobre otras colonias microbicas (Candida, Gardnerella, Ureaplasma, etc.).

Básicamente, hay que imaginarse la vagina como un territorio súper cómodo donde viven varias poblaciones: los dominantes y «guardianes» (Lactobacilos) y los dominados, presentes en pequeñas cantidades o sea, todas las demás especies de bacterias y levaduras. Obviamente, cada especie minoritaria sueña con conquistar un pedazo de territorio y en cuanto vea la oportunidad se aprovecha para proliferar.

Disbiosis vaginal, vaginosis y vaginitis: aclaramos las dudas

Muchas veces estos términos se confunden y es necesario diferenciar cada situación.

Disbiosis vaginal

Es un término que describe la presencia de una irregularidad microbiana en la flora fisiológica vaginal. Este desequilibrio corresponde al desarrollo anomalo de las colonias microbianas generalmente presentes minoritariamente (Candida, Gardnerella, Ureaplasma, etc.).

En pequeñas cantidades las colonias no son dañinas, por el contrario tienen una efecto beneficioso.

El problema inicia cuando por algún motivo: baja de defensas, una cura antibiótica, intervención quirúrgica, etc. debilita nuestra flora vaginal permitiendo así que las bacterias; que en número reducido no presentaban ningún riesgo, proliferen de forma incontrolada generando así la perdida del equilibrio.

Vaginosis bacteriana

En este caso las bacterias responsables de la vaginosis  no pre existian en nuestro ecosistema. Estas bacterias llegan desde otro lugar (E.coli es la más común) y aprovechando de nuestra “debilidad”, colonizan nuestra vagina.

Micosis vulvovaginal

Esta también es una disbiosis, pero fúngica. Mismo escenario que la vaginosis pero las bacterias esta vez son reemplazadas por una levadura o un hongo. La «estrella» aquí es Candida albicans.

Vaginitis

Literalmente es la inflamación de la mucosa y es en realidad, el síntoma de la disbiosis y/o vaginosis.

Conociendo estos mecanismos la respuesta al porque una cistitis va muy a menudo acompañada de una vaginitis es clara. La cura antibiótica utilizada en caso de cistitis debilita la flora, permitiendo la proliferación de bacterias también a nivel vaginal.

Entonces visto que:

  • los antibióticos la mayoría de las veces no son suficientes como para curar una cistitis
  • no son aconsejados en caso de cistitis recurrente
  • matan a nuestras defensas naturales

¿Por qué continuamos a utilizarlos?!

Creo que una de las respuestas puede ser que muchas veces nos encontramos  frente a un especialista que nos ve desde una óptica fragmentada: por una parte el ginecólogo que se ocupa solo de nuestra vagina y por otra el urológo que solo piensa en nuestra vejiga.

Sin embargo la respuesta a estos problemas, el abordaje, debe ser integral tanto a nivel vaginal como vesical, parte de un problema con un origen único que debemos solucionar con un enfoque coherente.

¿Por qué este círculo vicioso?

Creo que una de las respuestas más obvias es que nos encontramos unas 8 de cada 10 veces con un especialista que nos ve “en pedazos”: la vejiga por un lado (urólogo) y la vagina por el otro (ginecólogo). Entonces, suelen pensar en «su» órgano de competencia.

El urólogo recetará los antibióticos y el ginecológicos los antifúngicos o algunas cremas, pero nadie vee el problema «en su totalidad» para luego proponer un enfoque coherente.

¿Cómo salir de esto?

La primera respuesta a esta pregunta es: con un enfoque completo.

Es esencial cuidar de toda el área urogenital:

  • de la vejiga
  • de la vagina

 

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