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SIBO es una afección fisiopatológica de la parte superior del intestino, caracterizada por un crecimiento excesivo cuantitativo y cualitativo de la flora bacteriana residente. Este es un problema complejo ya que desencadena: • una alteración del equilibrio de la microbiota a favor de la proliferación bacteriana (en detrimento de otras cepas de microorganismos fisiológicamente presentes) • un aumento de esta microbiota disbiótica que invade el intestino delgado (lugar anormal) y provoca problemas digestivos, trastornos del tránsito (hinchazón, dolor, malestar localizado en la parte superior del abdomen en particular) y mala absorción de los principales nutrientes

SIBO: Small Intestinal Bacterial Overgrowth

SIBO es una afección fisiopatológica de la parte superior del intestino, caracterizada por un crecimiento excesivo cuantitativo y cualitativo de la flora bacteriana residente.

Este es un problema complejo ya que desencadena:

  • una alteración del equilibrio de la microbiota a favor de la proliferación bacteriana (en detrimento de otras cepas de microorganismos fisiológicamente presentes)
  • un aumento de esta microbiota disbiótica que invade el intestino delgado (lugar anormal) y provoca problemas digestivos, trastornos del tránsito (hinchazón, dolor, malestar localizado en la parte superior del abdomen en particular) y mala absorción de los principales nutrientes

Los trastornos metabólicos dentro de la luz intestinal provocan a su vez una constante irritación y agresión de la pared de los enterocitos (mucosa intestinal) que progresivamente desencadenan una inflamación crónica.

La inflamación intestinal tiene las siguientes consecuencias:

  • un agravamiento de los propios trastornos digestivos, con dolor y malestar cada vez más marcados
  • una alteración de la función digestiva y, en particular, una modificación de la capacidad de absorción y de filtración normalmente asegurada por la barrera intestinal

Los trastornos metabólicos dentro de la luz intestinal provocan a su vez una constante irritación y agresión de la pared de los enterocitos (mucosa intestinal) que progresivamente desencadenan una inflamación crónica.

La inflamación intestinal tiene las siguientes consecuencias:

  • un agravamiento de los propios trastornos digestivos, con dolor y malestar cada vez más marcados
  • una alteración de la función digestiva y, en particular, una modificación de la capacidad de absorción y de filtración normalmente asegurada por la barrera intestinal

Estos cambios funcionales provocan malabsorción (riesgo de deficiencias, pérdida de peso, síndrome metabólico) y un síndrome de hiperpermeabilidad intestinal que a su vez provoca un agravamiento adicional del problema. De hecho, el escape de sustancias tóxicas fuera del intestino (productos de la digestión y del metabolismo de la microbiota disbiótica) provoca una acumulación de materia proinflamatoria en el interior de la mucosa digestiva; estos, a lo largo, acaban pasando a la circulación sanguínea, distribuyéndose por todo el organismo.

Los mecanismos descritos hasta ahora conducen a:

  • un estímulo inflamatorio intestinaladicional (mediado por procesos alérgicos)
  • manifestaciones extradigestivas múltiples y variables según el sujeto (que van desde reacciones dermatológicas hasta reacciones neurológicas, musculares, tendinosas, pulmonares, respiratorias). En tal contexto, el sistema inmunológico se debilita significativamente y deja el campo abierto a patologías infecciosas oportunistas que, con sus respectivas terapias principalmente antibióticas y/o antifúngicas, empeoran aún más el cuadro sintomático

La dispepsia y el reflujo también son efectos secundarios del SIBO y sus síntomas, ya que la hinchazón, que provoca la compresión mecánica del diafragma, impide el vaciamiento gástrico fisiológico y empuja mecánicamente el bolo alimenticio que se encuentra en el estómago para que fluya de regreso hacia el esófago. Cuando surgen estos problemas, la respuesta alopática más extendida es actuar a través de IBP (inhibidores de la bomba de protones) o con antiácidos gástricos que lamentablemente sí solucionan los síntomas inicialmente, pero alteran el pH gástrico generando un empeoramiento de las condiciones iniciales y del SIBO. Se crea un verdadero círculo vicioso: SIBO -> hinchazón -> agravamiento del reflujo -> tratamientos antiácidos -> agravamiento del SIBO.

¿Como actuar?

Ante tal situación, es fundamental implementar una estrategia coherente y adecuada dirigida a:

1) remediar temporalmente los efectos secundarios de SIBO/inflamación/hiperpermeabilidad para controlar los síntomas y evitar complicaciones del problema original

2)dar prioridad a la resolución de los factores de riesgo que subyacen a los síntomas para controlarlos y hacerlos retroceder hasta un retorno al equilibrio fisiológico, al que seguirá una resolución espontánea de los síntomas

Por tanto, se puede prever un proceso de este tipo:

  • manejo y control de la gastritis (el gastroenterólogo propondrá sin duda una terapia a base de inhibidores de la bomba de protones o antiácidos aunque esté contraindicada en caso de SIBO, por lo que tendremos que seguirla con un breve período para proteger la pared gástrica de la ulceración)
  • manejo del reflujo con un enfoque natural (con Gastrivox por ejemplo)
  • reducción de la hinchazón y regularización del tránsito mediante una dieta baja en FODMAP que sigue siendo uno de los enfoques nutricionales clave, comidas divididas e integración con Ausilium Tisana
  • lucha contra la proliferación bacteriana con una combinación de antibióticos naturales como algunos aceites esenciales o Alicina (Batteril) para devolver la microbiota a su posición anatómica fisiológica
  • un primer abordaje frente a procesos inflamatorios y alérgicos mediados por histamina para reducir edemas, espasmos e irritación de la pared (Nonidea y Pealen)

Estas indicaciones se pueden seguir por un período de 4 a 6 semanas, para luego evaluar los resultados obtenidos y posiblemente pasar a la segunda fase.

En el caso del SIBO, el uso de probióticos en la primera fase de manejo sigue siendo tema de debate; sin embargo, desde la perspectiva de una estrategia natural basada en la ingesta de antimicrobianos alternativos para reducir la proliferación bacteriana, queda por evitar el uso de estos principios activos (probióticos).

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