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Veneno de avispa: un nuevo antibiótico

Veneno de avispa: un nuevo antibiótico

En los últimos años, la necesidad de descubrir nuevas terapias para combatir la resistencia a los medicamentos y especialmente a los antibióticos, se ha vuelto muy urgente.

Los últimos datos muestran que, debido a esta resistencia, hay aproximadamente 23,000 muertes por año. Aproximadamente 2 millones de personas en los Estados Unidos se infectan con bacterias resistentes a los antibióticos cada año.

Los científicos del Massachussetts Institute of Technology de Cambridge, USA, se enfrentaron a estos números y decidieron tomar una ruta alternativa para enfrentar este nuevo desafío.
Con este fin, se estableció un estudio para demostrar las propiedades antimicrobianas de una toxina presente en el veneno de avispa, específicamente una avispa sudamericana conocida como Polybia paulista (quizás ya hayais oído hablar de ella porque es la misma avispa cuyo veneno se estudió como posible tratamiento para el cáncer).

El veneno de muchos insectos, como las avispas y las abejas, está lleno de compuestos que pueden matar las bacterias. Desafortunadamente, muchos de estos compuestos también son tóxicos para los humanos, por lo que es imposible usarlos como antibióticos.

Después de realizar un estudio sistemático de las propiedades antimicrobianas de una toxina normalmente presente en esta vespa sudamericana, los investigadores del MIT crearon algunas variantes del péptido que demostraron ser poderosascontra las bacterias pero no tóxicas para las células humanas.
Como parte de sus defensas inmunitarias, muchos organismos, incluidos los humanos, producen péptidos capaces de matar a las bacterias. Para ayudar a combatir la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos, muchos científicos han decidido adaptar estos péptidos como posibles nuevos medicamentos.

El péptido de este estudio, derivado de la avispa nombrada anteriormente es bastante pequeño, está compuesto de solo 12 aminoácidos. Los investigadores centraron su atención en algunas variantes del péptido con el objetivo de crear una fórmula más potente contra los microbios y menos dañina para los humanos.

En la primera fase de su estudio, los investigadores crearon unas pocas docenas de variantes del péptido original. Luego probaron estos péptidos contra siete cepas bacterianas y dos hongos, lo que hace posible correlacionar su estructura y propiedades físico-químicas con su eficacia antimicrobiana.

Para medir la toxicidad de los péptidos, los investigadores los inocularon en células renales embrionarias humanas cultivadas en laboratorio. Los compuestos más prometedores se han probado en ratones infectados con Pseudomonas aeruginosa, una de las bacterias más comunes y difíciles de erradicar que causa infecciones muy graves del tracto respiratorio y del tracto urinario (estuvimos hablando sobre la resistencia de esta bacteria a principios de enero).
Se ha demostrado que muchos péptidos reducen la infección. Uno de ellos, administrado en dosis altas, lo erradicó completamente en solo cuatro días.

El problema que surgió durante estos experimentos es por las altas dosis utilizadas. La condición ideal sería utilizar dosis bajas para excluir cualquier posibilidad de efectos secundarios para los seres humanos.

Un aspecto muy importante se refiere a los posibles desarrollos de esta investigación.

El método desarrollado por los científicos del MIT se refiere a la creación de nuevos péptidos a partir de los extraídos del veneno de avispa.
En el futuro, este método se puede utilizar para explorar la posibilidad de crear nuevos péptidos derivados de los presentes en otros venenos, como medusas, serpientes, arañas, abejas, peces, etc.

En la naturaleza ya hay muchas moléculas que podemos considerar nuestros aliados. Podría ser una buena estrategia implementar su estudio y usarlo para luchar contra los enemigos que han demostrado ser los más difíciles de vencer.

¡Así que volvamos a la naturaleza!

Fuente:

Structure-function-guided exploration of the antimicrobial peptide polybia-CP identifies activity determinants and generates synthetic therapeutic candidates. Marcelo D. T. Torres, Cibele N. Pedron, Yasutomi Higashikuni, Robin M. Kramer, Marlon H. Cardoso, Karen G. N. Oshiro, Octávio L. Franco, Pedro I. Silva Junior, Fernanda D. Silva, Vani X. Oliveira Junior, Timothy K. Lu & Cesar de la Fuente-Nunez

 

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