Message Icon
E-Mail
contacto@deakos.com
Phone Icon
Número de teléfono
+39 0187 575150
Vejiga hiperactiva y excitación genital persistente

Vejiga hiperactiva y excitación genital persistente

Hablamos cada vez más de sexualidad en este blog y en el grupo Facebook, rompiendo el muro de los tabúes y tratando de decir cosas que la vergüenza muchas veces suele silenciar.

Durante los diversos intercambios se ha hablado a menudo de situaciones de hiperactividad vesical asociadas a una forma de excitación genital persistente por esto hemos pedido una consulta a una profesional, Roberta Biasiotto, que nos regaló este artículo sobre este síndrome.

Trastorno de la excitación genital persistente

Es un fenómeno en el cual las mujeres afectas experimentan excitación genital espontanea, constante o muy frecuente, que puede iniciar a raíz de un estímulo sexual o no sexual y que no se resuelve con el orgasmo.

No se debe confundir con la hipersexualidad, donde hay un aumento del deseo sexual que puede ir o no acompañado de la excitación sexual. En un TEGP la excitación genital no es acompañada de deseo, se reconoce como inoportuna y molesta en la mayoría de las ocasiones, generando una situación de estrés e incomodidad en la persona afecta; además la masturbación y el orgasmo ocasionan poco o inexistente alivio. Cuando no se resuelve durante un largo periodo de tiempo puede llegar a convertirse en un verdadero sufrimiento, debido también al poco conocimiento y entendimiento del problema, pudiendo llevar a la mujer a estados de gran estrés y depresión.

Se conoce también como síndrome de los genitales inquietos y, de hecho, se ha encontrado comorbilidad con el síndrome de las piernas inquietas en un 67% de los casos. Hay una gran asociación también con síndromes de vejiga hiperactiva y con presencia de varices pélvicas.

Entre las posibles causas descritas hay alteraciones vasculares, neurológicas, farmacológicas y psicológicas.

La presencia de varices a nivel vaginal, perineal, ovárico y uterino se ha visto aumentadas en las mujeres con TEGP y esto podría ser un desencadenante de una neuropatía local en el nervio pudendo, ya que su rama dorsal inerva la zona clitoridiana. En este sentido será muy importante valorar si hay algún factor mecánico que pueda estar induciendo a la congestión venosa, como por ejemplo un exceso de presión en la zona pélvica por una mala postura, un exceso de actividad del diafragma, una inflamación abdominal, un estreñimiento o hábitos excesivamente sedentarios o hiperpresivos. En esta situación la fisioterapia será una gran ayuda de cara a reeducar la gestión de presiones y mejorar la vascularización.

Lesiones, traumatismos, cicatrices o hipertonías en el periné también pueden ser factores de riesgo para una sensibilización nerviosa que pudiera dar lugar a respuestas espontaneas de excitación genital; en este caso también el tratamiento de fisioterapia será muy de ayuda, a través de la elastificación y la relajación de los tejidos afectados y la liberación del nervio. Una zona de paso del nervio dorsal del clítoris es a través del ligamento suspensorio del clítoris, un tejido fibroadiposo espeso que sale de la fascia profunda de la sínfisis púbica y del monte de Venus, se inserta en el cuerpo del clítoris para darle sujeción y luego manda expansiones hacia los labios mayores. Este tejido fascial tiene una relación muy directa con la fascia abdominal y la fascia pélvica, las cuales, en casos de cistitis intersticial y vejiga hiperactiva (con los cuales se ha encontrado muy frecuente comorbilidad con el TEGP), podrían verse alteradas debido a la inflamación constante, generando un aumento de la tensión del ligamento suspensorio.

Otro factor encontrado en varios casos es la presencia de quistes de Tarlov en las raíces dorsales de S2 y S3, pudiendo inducir también a una sensibilización periférica en las terminaciones nerviosas sacras dando sintomatología a nivel genital, como también en glúteos y extremidades inferiores.

Todos los factores que puedan influir en la modulación central del dolor, tanto a nivel emocional, como comportamental, hormonal y metabólico, tendrán también un papel importante en la gestión de las señales nerviosas, pudiendo amplificarlas o inhibirlas. Así que también se tendrán que tener en cuenta a la hora de diseñar un tratamiento para que pueda ser realmente efectivo.

 

 

 

Deja una respuesta