En nuestro cuerpo existen mecanismos de defensa que nos protegen naturalmente de la infección de orina e infecciones del aparato urinario en general.
Para que se desarrolle una infección de hecho las bacterias deben ser capaces de alcanzar el aparato urinario.
En condiciones normales, éste camino es bloqueado por algunas barreras que se encuentran durante el recorrido hacia la vejiga:
-vellos: el primer obstáculo que encuentran las bacterias es el vello, que representa una barrera mecánica para el paso de bacterias incluso en otros aparatos: en la nariz impiden penetrar a los cuerpos extraños en las cavidades nasales; las pestañas protegen los ojos del polvo y de otras partículas
-flora bacteriana vulvo/vaginal: el ambiente extremadamente ácido de la vulva, y sobre todo de la vagina, favorece la reproducción de la flora bacteriana normal que impide la proliferación de los microorganismos patógenos
-estrógeno: además de bajar el pH, los estrógenos aumentan la capacidad de las células de las paredes vulvares y vaginales para impedir a las bacterias «pegarse» y, por tanto, multiplicarse
Las defensas internas contra la infección de orina
Una vez superadas estas barreras externas, las bacterias se encuentran con numerosas defensas internas:
-una vez que llegan a la uretra, las bacterias deben llegar a la vejiga para provocarnos cistitis, pero el mismo flujo urinario las obstaculiza arrastrándolas hacia el exterior
-si consiguieran llegar a la vejiga, su constante vaciado es un mecanismo de defensa que impide la colonización vesical
-el urotelio está compuesto por células de transición (que se renuevan constantemente) donde se adhieren los microorganismos. Estas células tienen un ciclo vital muy breve, una vez muertas se desprenden del urotelio y se expulsan con el flujo urinario (las famosas «células epiteliales descamativas» de los análisis de orina) junto a los gérmenes adheridos a ellas
-en el urotelio se encuentran células fagocitarias, capaces de «comer» los agentes extraños. El flujo urinario arrastra también a estos fagocito con el germen que hayan «comido»
-los glucosaminoglicanos (GAGs) son elementos presentes tanto en forma libre en la orina como formando parte del urotelio. Los que se encuentran libres, se unen a las lectinas de las bacterias impidiendo que se adhieran a la pared vescical, siendo expulsadas mediante la micción. Los GAGs que recubren el urotelio sin embargo actúan de coraza frente al ataque infeccioso, protegiendo las delicadas estructuras del urotelio, impidiendo el proceso inflamatorio y el dolor. En este caso, la bacteria permanece adherida al GAG, pero no provoca daños ya que no alcanza las células uroteliales
-los mecanismos anti-reflujo, impiden al flujo urinario ir contracorriente obstaculizando así la aparición de una pielonefritis
-la orina contiene sustancias bacterioestáticas (que impiden la multiplicación bacteriana) y bacteriolíticas (que eliminan las bacterias): ácidos orgánicos, urea, amonio, anticuerpos y lisozima
-la orina contiene también un glicoproteína de origen renal (Tamm Horsfall). Es la proteina más abundante en la orina y tiene un papel fundamental en la defensa de las vías urinarias ya que atrae a las bacterias y se adhiere a sus lectinas impidiendo que se adhieran a las paredes vesicales
-las hormonas influyen también en las paredes vesicales. Los estrógenos reducen la adhesividad del urotelio con respecto a las bacterias
La ausencia o disminución de uno o más mecanismos de defensa facilita la aparición de una infección de las vías urinarias.