Este artículo está inspirado en una publicación de uno de nuestros grupos Facebook que recibió muchos comentarios y donde se hablaba de lengua blanca asociada a una serie de síntomas en los cuales muchas personas se reconocen:
– alteración en el aspecto de la lengua
– sabor metálico
– necesidad de aclararse la garganta
– a veces dolor de garganta
– aerofagia
– digestión difícil, impresión de peso en el estómago a veces
– ardor o acidez estomacal
– mejora de los trastornos con un cambio de dieta (evitando azúcares y lácteos en particular)
– ninguna o muy poca efectividad de los enfoques antifúngicos (alopáticos o naturales)
Todas estas manifestaciones, que muchos asocian precipitadamente y erróneamente a una “Candidiasis digestiva” son banalmente (lo que no minimiza las molestias) las de REFLUJO GASTROESOFÁGICO (ERGE). De hecho la lengua blanca no es Candidiasis.
Dos comentarios importantes:
1) el ERGE se manifiesta por quemaduras propias de la gastritis
FALSO
¡Y esa es la trampa! Muchas personas padecen ERGE a pesar de que su manifestación más conocida (la sensación de ardor a nivel epigástrico, especialmente después de las comidas y al acostarse) no esté o esté muy poco presente. De repente, empezamos a querer entender cuál puede ser la causa de nuestras dolencias cuando, en realidad, la respuesta es muy «simple»: el reflujo.
Hablo aquí de una trampa por dos razones:
– la primera es que, al tratar de comprender el origen de sus dolencias, el paciente se embarca en enfoques de diagnóstico o abordajes alternativos extremadamente costosos y complejos. Y encontrará en su camino tantas interpretaciones de sus dolencias a veces contradictorias.
– todo este deambular le lleva a perder tiempo y energías (y dinero) mientras el verdadero problema sigue cronificándose y las intervenciones que se ponen en marcha, en el mejor de los casos, no impiden esta progresión y en el peor de los casos, la facilitan.
El riesgo es que este ERGE se vuelva erosivo, es decir, acabe provocando daños en las mucosas y por tanto la aparición de gastritis y/o esofagitis activa, problemas más serios que pueden conducir a una úlcera o a una estenosis esofágica.
2) tomar IBP es una solución
FALSO
Cuando el ERGE es «sordo», es decir que no presenta manifestaciones características como ardor y acidez estomacal, es, la mayoría de las veces, porque no está (todavía) asociado a una abrasión tisular. El paciente por lo tanto tiene ERGE pero no tiene gastritis ni esofagitis y solo experimenta trastornos periféricos directamente relacionados con el aumento del bolo alimenticio gástrico (ácido) en el tracto digestivo superior (garganta y boca).
Esta situación, paradójicamente, es una gran oportunidad porque es la oportunidad de cuidar el ERGE de forma natural y evitar las terapias con Inhibidores de la Bomba de Protones (IBP) que, como hemos visto en otra entrada, tienen muchas desventajas y contraindicaciones.
¿Qué hacer entonces?
En caso de reflujo sin gastritis, las medidas a implementar son sencillas pero requieren una buena dosis de paciencia, atención y asiduidad por parte del paciente porque consisten en una serie de pequeños gestos cotidianos que deben convertirse en “buenos hábitos”:
-> cuidar la masticación de los alimentos
Es una banalidad, pero vivimos en un mundo donde el tiempo es siempre poco y donde las comidas muchas veces son apuradas, de pie y en un contexto de constante estrés y desatención. No obstante, tomarse el tiempo y el cuidado de masticar cada bocado es una medida fundamental para facilitar el trabajo digestivo del estómago y por tanto reducir la mezcla gástrica, el tiempo de estasis del bolo alimenticio en el estómago y por tanto el riesgo de reflujo.
-> evitar los irritantes gástricos
«Evitar» no significa «eliminar», pero tendremos cuidado de no excedernos en el consumo de café, té, alcohol, especias, pimienta, productos muy salados, muy dulces o ahumados (como embutidos etc.).
-> asegurarse de consumir cantidades adecuadas
Cuanto mayor sea el volumen de la comida, mayor será la persistencia del bolo alimenticio en el estómago. Este es un factor que favorece la subida. Por lo tanto, es mejor elegir 3 comidas principales + 2 meriendas al día para dividir la ingesta, reducir los volúmenes y, por lo tanto, facilitar el trabajo de digestión gástrica.
-> no beber en la mesa
Consumir agua con las comidas aumentará el volumen del bolo alimenticio y lo hará muy líquido, lo que facilitará el ascenso. Por lo tanto, es mejor beber antes de ir a la mesa y luego aproximadamente 1 hora después de las comidas.
-> preferir ropa comoda
Aquí también, este consejo puede parecer «tonto», pero la compresión abdominal (cinturón demasiado ajustado o pantalón demasiado ajustado) puede actuar mecánicamente en favor de la subida del bolo alimenticio desde el estómago hasta la boca.
-> no acostarse después de las comidas
¡Aquí nuevamente se trata de una cuestión de «mecánica» o más exactamente de física! Al acostarse después de una comida, se adopta una posición que facilitará mucho el reflujo. Por lo tanto, es mejor dejar pasar un mínimo de 1 hora antes de acostarse después de una comida.
¡Gastrivox como “ayuda» adicional!
Siendo fundamentales todas las medidas mencionadas anteriormente, podemos citar aquí el interés en caso de ERGE de una toma preventiva de Gastrivox (al final de cada comida y antes de acostarse*) para:
– proteger y calmar las paredes (estómago, esófago, garganta – cuerdas vocales incluidas – y parte posterior de la garganta, boca – lengua incluida) contra los ataques ácidos del bolo alimenticio en caso de reflujo
– reducir posibles síntomas como acidez y ardor si los hubiera
– minimizar la aparición de mocos o ronquera después de las comidas
– favorecer el vaciamiento gástrico lo que limitará la aerofagia y la sensación de digestión “pesada”
– formar un “tapón” en la parte superior del estómago que se opondrá mecánicamente al reflujo
*ya que la dosificación se formula individualmente, se recomienda ponerse directamente en contacto con nosotros para recibir asesoramiento personalizado.